viernes, 15 de junio de 2012

Despertar

Hay personas capaces de conocer a quien tienen en frente, pero incapaces de conocerse a ellas mismas. Son empáticas y por eso evitan todo tipo de sentimiento. No lloran, no ríen, no se enamoran, son como piedras. Pero, ¿qué les ocurre? ¿tienen miedo a sentir algo que pueda hacerles daño o simplemente prefieren vivir alejados de los demás porque así es más cómodo? Se enfrentan de forma estúpida contra su propia naturaleza. El ser humano está llamado a convivir en sociedad, entonces, ¿no son humanos? No lo sé. 

Sin embargo, por mucho que sean capaces de limitar lo que sienten, son incapaces de dejar desprotegidos a  quienes les rodean. Es decir, saben querer y preocuparse por los demás, pero tienen miedo de ellos mismos y del mal ajeno que puedan causar. Son buenas personas, con las que se puede hablar y en las que se puede confiar. En algún modo, todos somos únicos y diferentes, pero estas personas además son especiales. Se hacen querer para que después las odies, porque es lo que buscan, aunque les duela. Es como si se estuviesen autoreprimiendo. 

No entiendo porqué estás así, apareciendo y despareciendo continuamente. Déjame en paz. Vete. Si quieres estar conmigo hazlo bien, pero no vayas y vengas. No puedo seguir así. No puedes decirme que lo nuestro ha caducado, que no ha significado nada, si luego vas a reaparecer con la intención de pasear de la mano. Cuando sepas lo que quieres y comienzes a entenderte, entonces podremos hablar de un presente, pasado o futuro; pero de momento, solo quiero que te alejes de mí y que no me causes más daño.

¿Qué necesitas? ¿Qué quieres?




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