Me miras, y te miro. Me sonríes, y te sonrío. Nos acercamos mientras nos seguimos mirando, como dos tontos. Y nos damos de la mano. Como yo soy más pequeña que tú, me coges en brazos y giras, giras, y giras sin parar. Nos caemos al césped, dados de la mano. Nos miramos, nos abrazamos. Entonces, abres la boca como la intención de decirme algo pero de tus labios no sale nada. Sigues moviéndote, pero no puedo escuchar nada. ¿Qué dices? No te entiendo. Y me miras desesperada, chillándome ese algo que yo no entiendo. Porque no oigo nada. Poco a poco también pierdo la vista. Y sé que te mueves, pero para mí no eres más que una sombra de color gris oscuro. ¿Dónde te escondes?, ¿puedes verme u oírme? Y siento que te mueves, noto que tus brazos vienen hacia mí con la intención de abrazarme. Yo no siento nada. Despacio, despierto entre las sombras, y poco a poco recupero el sentido tratando de cerciorarme de que esto ha sido una pesadilla. Abro definitivamente los ojos, y mi sorpresa es que estoy en lo cierto: solo queda un pañuelo de seda azul con tu perfume en el suelo, pero tú ya no estás.
Muy bonito.
ResponderEliminar