miércoles, 28 de diciembre de 2011

Paranoia

Es una sensación que nadie puede entender, ni siquiera ella misma. Es raro cuando se mira al espejo porque ya no sabe si lo que ve es ella misma o el reflejo de una desconocida. Unos días abre los ojos y piensa que tiene el cuerpo de una supermodelo  o sueña que tiene una talla 32, lo que dibuja una enorme sonrisa en su cara. Sin embargo, hay otros días en que se siente talla 34 o 36, y entonces llora sin parar, durante horas, durante días, y deja de comer o vomita todo lo que entra en su cuerpo. No es feliz, ¿o sí? No tiene respuesta para esa pregunta.

Normalmente no quiere salir porque odia su cuerpo, no quiere que la vean porque se avergüenza de sí misma y lo pasa mal cuando está en público. Todo por el cuerpo. Siempre le cuesta levantarse para ir al colegio, y no es por madrugar, es por su físico, porque no soporta que la saquen a la pizarra y todos vean esas piernas, esa tripa y es culo tan asquerosamente gordo. No puede salir a la calle, no quiere tener novio, no quiere tener familia y no quiere tener amigos. No quiere que nada ni nadie entren en su vida. Ha intentado muchas veces tener algún amigo especial, ha intentado confiar en la gente y ha intentado querer, pero, siempre se ve decepcionada. No lo soporta más, no puede con su vida. Muchas veces ha creído que el suicidio era la mejor elección, pero de qué serviría, si ella no es nadie. A pesar de todo esto es una persona feliz. Le gusta cuando pierde peso  y puede relacionarse con la gente, le gusta estudiar y le gusta salir a pasear o a patinar; sí,  le gusta el patinaje…  pero ya no sabe si es porque la hace quemar 500 calorías o porque realmente ama subirse a unos patines.

Ella es muy desconfiada y nunca deja que nadie entre en su vida, por miedo a que la juzguen o a que se separen de ella por sus manías de querer adelgazar. Hace poco se inventó un mundo para ella sola, porque allí se siente protegida, porque allí no pueden hacerla daño. En ese mundo ella es delgada, es guapa y es lista. Lo malo es que sabe que este mundo no es real, y eso la duele, pero no la importa mientras pese 40 kilos. Le gusta dedicarse a los demás para distraerse y vive preocupada por aquellos a los que quiere, pero parece ser, que ellos no sienten igual. Pero bueno, ella no se lo toma a mal y sigue adelante. No le importa levantarse a vomitar por las noches, tener pesadillas con el peso o aprenderse de memoria la tabla de calorías, porque merece la pena tener una talla 32.

Ella sabe, que al tener esta talla puedes hablar delante de la gente, eres fuerte y nadie puede hacerte daño. Cree que solo las delgadas tienen sitio en este mundo y que por eso ella siempre está excluida, sin embargo, no lo entiende. Piensa que todos son iguales y que todos tienen derecho a respeto y dignidad en este mundo, no solo las delgadas, pero yo creo, que está tan cansada de nadar a contracorriente que solo quiere adelgazar para que la acepten de una vez.

Cuando adelgaza se siente bien, los mareos no importan y todo cobra sentido. Le da igual haber estado en el hospital por ansiedad, si el resultado es perder seis kilos. No importa discutir si pesas 40 kilos. No importa no tener novio si eres capaz de vomitar o de perder dos kilos en una semana. Cuando es delgada, aunque físicamente se encuentra débil, mentalmente, se siente más fuerte que nadie.  En fin, ella es plenamente consciente de que tratando de adelgazar se hace daño, pero todos quieren ser felices, y si la paranoia es su forma de felicidad… adelante.

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