
Miraba con sus ojos de gato por la ventana y jugaba a imaginarse un mundo de colores los lunes, y en blanco y negro los fines de semana. El ritual era el siguiente: se recogía su corto negro pelo en una larga trenza rubia, maquillaba sus pestañas y espolvoreaba sombra de ojos sobre sus mofletes. Nunca usaba colorete porque siempre andaba sonrojada. Después abría su viejo cuaderno por la última de las páginas y comenzaba a escribir todo lo que más deseaba. Ella pensaba que no era imposible, sino que los demás eran demasiado perezosos como para siquiera pensar en imaginarlo. Y ni hablemos de intentarlo, claro. Así, inventó un pez con alas y lunares, un perro que aprendió a volar con ayuda de un gato, y un pájaro vegetariano que era capaz de hablar con los humanos. Lo que pasaba es que ellos no le entendían. Pero es normal, aprender idiomas es algo muy complicado. A continuación, cuando ya había dibujado su mundo de sueños y quimeras encendía el viejo radiocasete del padre que nunca tuvo y escuchaba música en idiomas que no entendía.. Pensaba que si escuchaba algo en árabe tal vez liberarían Palestina, y que si meditaba con ayuda del "om mani padme hum", la flor de loro se abriría y reinaría la paz en el mundo. Sin embargo, y aunque tenía los ojos de gato pero no sabía maullar, lo más importante era que siempre encontraba el momento perfecto y la suficiente valentía como para sobrevolar sus sueños. Eso era lo que la hacía diferente, especial. Entonces, lo que hacía era zambullirse en el mar con ayuda de sus cortas aletas y su larga cola de sirena. Le gustaba imaginar que era un delfín que surcaba por las nubes en compañía de un elefante rosa que olía a algodón de azúcar. Y así eran sus días. Paseaba por bosques hechos de lápices de colores, se bañaba con sapos que bailaban rumba y bebía gotas de lluvia con sabor a limonada. Como esa limonada que prepara la madre que nunca tuvo. Era una Dalí, que pintaba cuadros de colores los lunes y en blanco y negro los fines de semana. Era feliz con su pequeña ventana, su gran bote de rotuladores y su cuaderno de papiros. De papiros de ese viaje a Egipto que nunca realizó.
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