viernes, 15 de junio de 2012

Las medias negras

Son oscuras y finas, como tu personalidad. Son frágiles. No puedes estirarlas o arrugarlas en exceso. Trátalas con suavidad y con cariño, o se romperán. Esto no es una amenaza, es un aviso. Si se rompre no habrá manera de enmendar el error. Podrías tratar de arreglarlo con un hilo fino, pero no sería lo mismo. Habrías dejado la huella del daño causado. 

Preséntate a ella, obsérvala con cariño. Acaricialá, tócala sin miedo, pero con mucho cuidado. Recuerda que es tan frágil como el cristal. Estírate poco a poco, para no hacerla daño. Introdúcete en ella, pero con suavidad, y tira hacia arriba, despacio. La primera parte ya esta echa y de momento todo va bien. Ahora, haz lo mismo, pero casi con mayor suavidad. Ella también tiene que disfrutarlo. Estira suavemente, déjala tiempo para que se adapte. Colócala sobre tu cintura. Sois uno. 

Harás lo mismo día tras día, mes tras mes, año tras año. Pero te aburres, dejas de tener cuidado. Aparece la  primera carrera y la coses. Le duele, pero podéis superarlo. Seguís viviendo vuestra vida, juntos. Viajáis, bebéis, os divertís. La segunda carrera aparece en una fiesta, fue solo un error, pero ya no puede curarse. Lo has cosido, pero ella no lo ha olvidado. Conoce a tus padres y tú conoces a los suyos. Todo va bien, pero la tercera carrera aparece cuando le das el primer golpe. Está ya es más grande, y no puede coserse. Las heridas están abiertas. Ella se rompe. Un golpe tras otro, mentiras que se suceden, ella muere por dentro. Sabías que era frágil, que tenías que cuidarla. Ahora nada tiene remedio.


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