viernes, 21 de septiembre de 2012

El porque de todos los por qué

Paseaban tranquilamente por el parque, acompañados de un caluroso junio y manteniendo una interesante conversación sobre las distintas preocupaciones que ocupaban el mundo en esos momentos. Cuando sus piernas se cansaron decidieron sentarse en una de las fuentes más cercanas del parque, y allí fue donde ocurrió todo. La sombra que había estado cubriendo semblante acababa de desbordarse. Era el momento de explotar. Sin motivo alguno le miró a los ojos, aquellos ojos color ceniza, le agarró fuerte las manos y le susurró todo al oído. No podía ocultárselo más. Tras un leve pero largo suspiro comenzó a hablar. Le temblaba la voz y sabía el cambio que supondría aquello que iba a contar. El baúl de los recuerdos se había abierto y no volvería a cerrarse. Una pequeña pausa le abrió camino. Por fin iba a contarlo todo.

"Ella sabe lo que es vivir en silencio, y lo sabe tan bien como yo. La diferencia entre nosotros es que Ella puede seguir así, y yo en breves instantes voy a explotar. Puede que no se haya fijado pero yo nunca hablo de mi pasado. Jamás. Si cada vez que me preguntan por mí y por mi vida evito el tema, imagina si me preguntasen por el pasado: no podría contestar. Odio recordar las cosas que he vivido porque muchas de ellas no son justas, y realmente no se las deseo ni a aquellos que me las hicieron. Tengo muchos recuerdos, muchos momentos que se me han quedado grabados para siempre. Todo esto me está haciendo daño y sé que no puedo seguir toda mi vida escribiendo diarios y quemándolos para seguir escondiendo el pasado, no puedo más.

Así visto parece que voy a contar la típica historia que trata de un niño pequeño que una vez se enfadó con sus amigos en el recreo, pero no es así. Yo nunca he sido capaz de enfadarme, de explotar delante de la gente o de vengarme. Lo siento, pero soy incapaz. Sé que soy débil y muy maleable, pero eso no le da derecho a la gente a tratarme así. Trago con los problemas de cualquiera –no me importa escuchar, es más, me encanta siempre que me den las gracias-, ayudo a los demás en lo que puedo, me he entregado a fondo en la mayoría de mis relaciones personales – en las últimas evidentemente no ha sido así porque ya no sé de quién me puedo fiar-, y he hecho lo imposible para que todos los de mi alrededor se sientan cómodos.¿Pero cómo me lo han pagado? De la peor manera de todas. Pasa que no te den las gracias, pero el acoso, las amenazas, los insultos… todas esas cosas que he tenido que soportar, no fueron ni serán las formas de agradecimiento que yo esperaba.

Quiero que quede claro que no soy de las mejores personas que existen. Me confundo y a veces actúo de forma un tanto egoísta, pero trato de enmendar los errores. Ella cree que me conoce pero no es así porque no sabe la verdad, lo más oculto. Siempre he sido un chico raro. Me gustaba pasar desapercibido y ayudar a los que lo necesitaban; en fin, alguien normal y corriente. Poco a poco se ve que mi prototipo de persona era más fácil de manipular de lo que yo me daba cuenta. Cuando eres incapaz de replicar nada te conviertes en objeto uso y desecho. Lo sé bien. No les bastaba con pedirme todos los favores del mundo, también tenía que hacer cosas humillantes para que no hicieran daño a las personas que me rodeaban.

Muchas veces me han amenazado, por eso tengo temor a coger solo el autobús o a tener alguna red social. Me han humillado de la peor forma que existe; pregúntate qué se siente cuando te ves acosado y totalmente solo. Cuando tus gritos son en vano y nadie quiere oírte. Cuando sientes que a nadie le importas y que solo eres un estorbo más entre tantos.Son tantas cosas… me han llamado inútil desde que era pequeño, nadie ha creído en mí, siempre me han culpado en momentos en los que yo solo intentaba ayudar; en fin, creo que de todo esto ya no puedo recuperarme. Siempre que he confiado en alguien se han pasado de la raya: mi primera novia me humilló de la peor manera posible; mis mejores amigos: la primera acabó con mi poca autoestima diciéndome cosas, como por ejemplo,“nunca nadie querrá a una persona como tú porque eres raro”, la segunda, me arañó los brazos y se  dedicó a amenazarme, junto con otros dos chicos durante los tres últimos meses de verano; y la tercera, nunca me aceptó como persona. Siempre decía que no podía vestir así, que daba asco, que nunca le gustaría a nadie, que no me querrían, que si quería salir con ella debía ser de una determinada manera; es más, cuando se echó novia –amigo mío- afirmó junto a ella, que yo solo manipulaba la relación y trataba de destrozarla; y todo porque estaba celoso. Luego también pasó por mi vida una especie de “mejor amiga”, a quien yo quise mucho; pero él resultó ser igual o peor que los demás y se dedicó a pagar todas sus frustraciones conmigo. Hoy en día todos ellos están muertos para mí. Por su culpa he tenido que ver a tres psicólogos y ninguno ha conseguido curarme. He tenido problemas de autoestima, alimentación y puede que hasta una depresión.
¿De verdad todo esto me lo merezco? ¿Es justo? Un chico de mi edad debería estar disfrutando y no encerrado, asustado y desmoralizado entre las cuatro paredes de su habitación.

Sea cuál sea la respuesta no podré olvidar las frases que me definían como un inútil, las situaciones en las que he sido acosado, humillado y amenazado, y sobre todo, la falta de cariño. No sé qué es que te quieran. Ella sé que me quiere, pero no puedo sentirlo. No quiero sentirlo, ¿y sí se  me hiciese lo mismo? Creo que en mi situación es normal tener miedo a todo lo que te rodea, y cuando digo todo es TODO.

Ojalá no fuese tan cobarde y pudiese contarle todo esto a la cara. Tenía tantas ganas de soltarlo. Han sido demasiados años tragando lágrimas, y no lo aguantaba más. No sé si al final será verdad que soy así de pusilánime, pero si sé que la única solución es que me demuestren de verdad por una vez en mi vida, que me quieren y que están ahí para ayudarme a superar mi pasado.

Lo siento, pero, ni es ni será fácil."

Se dieron un fuerte abrazo y dejaron pasar los años. Aquél fue el último día que se vieron. Su último verano.

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