
Así visto parece que
voy a contar la típica historia que trata de un niño pequeño que una vez se
enfadó con sus amigos en el recreo, pero no es así. Yo nunca he sido capaz de
enfadarme, de explotar delante de la gente o de vengarme. Lo siento, pero soy
incapaz. Sé que soy débil y muy maleable, pero eso no le da derecho a la gente
a tratarme así. Trago con los problemas de cualquiera –no me importa escuchar,
es más, me encanta siempre que me den las gracias-, ayudo a los demás en lo que
puedo, me he entregado a fondo en la mayoría de mis relaciones personales – en las
últimas evidentemente no ha sido así porque ya no sé de quién me puedo fiar-, y he hecho lo imposible para que todos los de mi alrededor se sientan cómodos.¿Pero cómo me lo han pagado? De la peor manera de todas. Pasa que no te den las gracias,
pero el acoso, las amenazas, los insultos… todas esas cosas que he tenido que soportar,
no fueron ni serán las formas de agradecimiento que yo esperaba.
Quiero que quede
claro que no soy de las mejores personas que existen. Me confundo y a veces actúo de forma un tanto egoísta, pero trato de enmendar los errores. Ella cree que me conoce pero no es así porque no sabe la verdad, lo más oculto.
Siempre he sido un chico raro. Me gustaba pasar desapercibido y ayudar a los
que lo necesitaban; en fin, alguien normal y corriente. Poco a poco se ve que
mi prototipo de persona era más fácil de manipular de lo que yo me daba cuenta.
Cuando eres incapaz de replicar nada te conviertes en objeto uso y desecho. Lo
sé bien. No les bastaba con pedirme todos los favores del mundo, también tenía
que hacer cosas humillantes para que no hicieran daño a las personas que me
rodeaban.
Muchas veces me han
amenazado, por eso tengo temor a coger solo el autobús o a tener alguna red
social. Me han humillado de la peor forma que existe; pregúntate qué se siente cuando te ves acosado y totalmente solo. Cuando tus gritos son en vano y nadie quiere oírte. Cuando sientes que a nadie le importas y que solo eres un estorbo más entre tantos.Son tantas cosas… me
han llamado inútil desde que era pequeño, nadie ha creído en mí, siempre me han
culpado en momentos en los que yo solo intentaba ayudar; en fin, creo que de
todo esto ya no puedo recuperarme. Siempre que he confiado en alguien se han
pasado de la raya: mi primera novia me humilló de la peor manera posible; mis mejores amigos: la primera acabó con mi poca autoestima diciéndome
cosas, como por ejemplo,“nunca nadie querrá a una persona como tú porque eres
raro”, la segunda, me arañó los brazos y se dedicó a amenazarme, junto con otros dos chicos durante los tres últimos meses de verano; y la tercera, nunca me aceptó
como persona. Siempre decía que no podía vestir así, que daba asco, que nunca
le gustaría a nadie, que no me querrían, que si quería salir con ella debía ser
de una determinada manera; es más, cuando se echó novia –amigo mío- afirmó
junto a ella, que yo solo manipulaba la relación y trataba de destrozarla; y todo
porque estaba celoso. Luego también pasó por mi vida una especie de “mejor
amiga”, a quien yo quise mucho; pero él resultó ser igual o peor que los demás y
se dedicó a pagar todas sus frustraciones conmigo. Hoy en día todos ellos están
muertos para mí. Por su culpa he tenido que ver a tres psicólogos y ninguno ha
conseguido curarme. He tenido problemas de autoestima, alimentación y puede que
hasta una depresión.
¿De verdad todo esto
me lo merezco? ¿Es justo? Un chico de mi edad debería estar disfrutando y no encerrado, asustado y desmoralizado entre las cuatro paredes de su habitación.
Sea cuál sea la
respuesta no podré olvidar las frases que me definían como un inútil, las
situaciones en las que he sido acosado, humillado y amenazado, y sobre todo, la
falta de cariño. No sé qué es que te quieran. Ella sé que me quiere, pero no
puedo sentirlo. No quiero sentirlo, ¿y sí se me hiciese lo mismo? Creo que en
mi situación es normal tener miedo a todo lo que te rodea, y cuando digo todo
es TODO.
Ojalá no fuese tan
cobarde y pudiese contarle todo esto a la cara. Tenía tantas ganas de soltarlo.
Han sido demasiados años tragando lágrimas, y no lo aguantaba más. No sé si al
final será verdad que soy así de pusilánime, pero si sé que la única solución es
que me demuestren de verdad por una vez en mi vida, que me quieren y que están
ahí para ayudarme a superar mi pasado.
Lo siento, pero, ni
es ni será fácil."
Se dieron un fuerte abrazo y dejaron pasar los años. Aquél fue el último día que se vieron. Su último verano.
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