miércoles, 24 de octubre de 2012

Inspira


Hace mucho tiempo que no habla, y es porque a veces es mejor cerrar la boca y seguir hacia adelante. Sin decir nada. Escuchando solamente el susurro de un silencio que te arrastra hasta lo más profundo de la soledad, que te hipnotiza y te duerme, hasta que finalmente te transporta a un mundo totalmente paralelo, donde realmente desearías estar. Poco a poco la neblina se va haciendo más espesa, más pesada, menos clara. Te aprieta y te lleva hasta lo más hondo, hasta el agujero más negro. Intentas tirar de todas las manos allí tendidas, te enredas entre cuerpos, entre brazos, pero resbalas y sigues cayendo. De nada sirve el diálogo, gritas pero nadie te oye. Estas mudo. Estás solo. Tu mente, más paralizada que nunca, encerrada en sí misma, busca una salida, escalar por las enrevesadas cortinas de ideas hasta un cielo claro, azul, brillante. Lo ve a lo lejos, y cada vez más lejos, porque la marea te arrastra, y sigues cayendo. Eres tan mudo como sordo, como inconsciente. No existes. Ni te queremos que estés,  ni estás en este mundo. Fuera. Fuera, ya no queda nada, solo el humo de ese último cigarro que dejaste antes de la explosión creadora. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario